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DÉJAME QUE TE CUENTE

ANDANZAS DE UNA DAMA LIMEÑA

¿¡Sobre mí!?  Pero es que no se puede ser tan impaciente.  A una señora como yo no se le apremia.  Hay que saber comportarse en sociedad.  Yo no soy una cualquiera.  A mí, se me espera. Se me espera el tiempo que sea necesario a que yo diga “Déjame que te cuente”. 

Y ojo, que la única que tutea aquí soy yo, que ya tengo una edad.  Y por si lo están pensando, ni se les ocurra. A una dama de mi categoría nunca se le pregunta la edad. Así que tengan paciencia y vuelvan a la pagina de inicio, a esperar.

Tengo tanto para contar, que ni se imaginan.  Pero antes, una siestecita, mientras Isolina limpia la sala, -limpia bien pero es tan lenta, la pobre–.  ¿O están pensando a que yo me ponga a escribir con la sala toda inmunda?  Pues, eso.

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